sábado, 11 de julio de 2020

Universidad Interamericana para el Desarrollo.
Alumno: Moises Aldayr Cristobal Castro.
Cuarto Cuatrimestre
Licenciatura ejecutiva: Educación y Tecnologías para el Aprendizaje
Asignatura Medicación Pedagógica
Catedrático: BLANCA PALAFOX Márquez
La madurez personal como base del desarrollo profesional del docente.
La importancia de la madurez personal del docente como referente básico de su enseñanza y del desarrollo profesional de los profesores. Se concreta esta fundamentación para la práctica didáctica y el desarrollo profesional y personal.
4.1 Enfoques y concepciones de la madurez personal
Al hablar de madurez personal del profesor y tomando en cuenta que existen diversas concepciones, vemos necesario precisar a cuál nos vamos a referir en este trabajo. Madurez personal es un tema de permanente actualidad entre profesionales que trabajan con seres humanos. En el campo de la enseñanza permite al profesor ser consciente de sí mismo, percibir mejor y comprender más profundamente lo que hace y sus efectos. En este artículo se penetra en la dialéctica desarrollo profesional y madurez personal, conceptuada como origen de cambios formativos relevantes para la práctica de cualquier docente. Para ello en una institución concreta se incidirá en su interdependencia y en cómo el desarrollo profesional no se puede darse si no existe un desarrollo personal centrado en la propia madurez. Además, se interpreta la madurez personal como eje de la formación, comprendida como tema que compromete a la vez a profesores y estudiantes, con independencia de su nivel educativo propone incorporar al tópico ‘desarrollo profesional del docente’ dentro del área de Didáctica y Organización Escolar el constructo ‘madurez personal del docente’, con el fin no sólo de reducir la brecha entre la teoría y la práctica, sino de considerar que un origen de la enseñanza es la persona del docente y una parte pedagógicamente ineludible de ella es su madurez personal.
De las tres tendencias, la teoría humanista constructivista es la que más se vincula con nuestro trabajo de investigación porque consideramos que la madurez personal depende de los procesos
internos y constructivos de la persona que le permiten afrontar situaciones diversas, especialmente las transpersonales. El desarrollo de la madurez se concibe como un proceso que dura toda la vida en donde el sujeto tiene un papel activo para llegar a esa meta. La maduración no se da por el número de vivencias que tenga la persona sino del significado que ésta le da a los acontecimientos que vive.
La madurez es “la capacidad y disposición del hombre para guiar su vida a través de su propia razón apoyado en la inteligencia y el juicio crítico, a través de responsables y propias decisiones. El autor continúa diciendo que la plenitud individual o madurez contribuirá a la construcción de una sociedad más humana, por lo que este concepto también implica esfuerzo arduo por mejorar las condiciones de vida social. - Conciencia de los fines: propio y común, priorizando el segundo por encima del primero. - Armonización de tendencias individuales y sociales que conducen a un espíritu de sacrificio, de solidaridad con los demás, de cooperación y esfuerzo común. - Dominio propio - Adaptación equilibrada y crítica en la sociedad, ubicándose, por un lado, entre todas las fuerzas positivas y negativas que la componen, y por el otro la oposición sistemática a ellas. - Mejoramiento constante para un mejor servicio. - Valoración de las situaciones sociales con un espíritu crítico. - Espíritu de comprensión hacia los demás. - Deseo de superación y la búsqueda constante de evolución. - Espíritu de colaboración. - Espíritu de armonía que implica “alegría, optimismo, confianza, simpatía y amor.”
Las madureces sociales se ponen de manifiesto en un comportamiento positivo de las personas, que comprende las relaciones interpersonales del sujeto en cada uno de los grupos a los que pertenece, desde los primarios (familia) y secundarios (escuela, clubs, asociaciones, etcétera) hasta aquellos más difusos (región, nación, comunidad internacional). La madurez social, como la madurez en general, supone una determinada personalidad. Una vida social lograda empieza por la exigencia de unas relaciones humanas satisfactorias, informadas por un espíritu de convivencia (Bernal, 1996). No puede haber madurez social sin un desarrollo pleno de la personalidad. El ser humano se caracteriza por su
inteligencia, por su voluntad y su libertad. Hay que desarrollar estos tres aspectos, pero, sobre todo, la madurez intelectual para llegar a ser un verdadero ser humano. La inteligencia madura hace que una persona sea congruente y responsable. La Madurez personal es el desarrollo pleno y armónico de todas las capacidades del ser humano. Comúnmente se ha considerado. La madurez personal como base del desarrollo profesional del docente proceso integral (volitivo, afectivo, social, intelectual, ético) que se propone el propio hombre como meta. El objetivo del desarrollo psicológico, afirma Quintanilla (2008), es precisamente la madurez personal, la cual no es interdependiente del desarrollo biológico evolutivo, puesto que se apoya en él y “no puede dejar de tomar en cuenta las exigencias socioculturales y jurídicas de la comunidad en que está inmerso el individuo, ya que el hombre sólo se entiende a sí mismo en relación con los otros. Una persona madura es capaz de ver más allá de los propios intereses, de superar la tendencia egoísta, es capaz de sacrificarse a sí mismo por el bien de los demás. El amor a sí misma es ganado a través del amor que se da a los demás. De esta manera se logra la extensión del sí mismo. La madurez se refleja también en su capacidad de adaptarse, colaborar y trabajar en equipo. Está dispuesta a ayudar a los demás, incluso antes de que requieran de su ayuda.
Autocontrol. La persona se autorregula, se gobierna a sí misma. Como podemos advertir, la madurez posee una entidad constituida por diferentes elementos: psicológicos, físicos, sociales, éticos, intelectuales y culturales. La madurez se manifiesta en la capacidad de autodeterminación a partir de normas morales y sociales que le permiten al sujeto actuar responsablemente. Es un proceso que no depende únicamente del paso del tiempo, sino que requiere de un trabajo continuo que dura toda la vida. La enseñanza es una actividad humana que surge del propio interior. Cuando los docentes enseñan, proyectan la condición de su alma sobre sus alumnos, su asignatura y su forma de estar juntos. La enseñanza es el espejo del yo interno. Cuando el docente está dispuesto a mirar el espejo, adquiere la oportunidad de construir conocimientos sobre sí mismo. Conocerse es fundamental para una buena enseñanza, al igual que conocer a los alumnos y mejorar sus conocimientos. En este ejercicio sugiere el
cuestionamiento frecuente de preguntas como: ¿Qué he hecho hoy? ¿Hice mal a alguien? ¿Ayudé a alguna persona? ¿Conseguí controlarme?
El autoconocimiento es la paulatina experiencia y transformación evolutiva desde una capacidad natural, poco entendida didácticamente, consistente básicamente en el descubrimiento o la experiencia del yo esencial desde la pregunta ¿quién soy yo?, justificada y estimulada por un ¿para qué soy? El auto concepto hace referencia a una concepción analítica de sí desde la que se construye la autoestima y propia valía. La autoimagen es una interpretación sintética del auto concepto.
El papel del docente con una actitud de humildad, es el de mostrar y potenciar los valores y las capacidades de sus alumnos en todos los ámbitos: social, afectivo, intelectual, espiritual. El maestro humilde también es capaz de reconocer el potencial que tiene frente a sus alumnos, pero también es consciente de sus debilidades y limitaciones y se esfuerza por superarlas para que no sean un obstáculo en su labor educativa La humildad es una virtud que acompaña a todas las demás virtudes. Si no es así, la soberbia empezará a incursionar entre ellas y acabará destruyéndolas o reforzando los vicios que la destruyen. La autoestima tiene un carácter socio afectivo y se expresa a través de un proceso psicológico complejo que involucra, tanto la percepción, imagen, estima y auto concepto que tiene el sujeto de sí mismo (Miranda, 2005) y adquiere relevancia en la formación del ser humano y el desarrollo de la persona.
La autoestima se manifiesta en el cambio personal y se explicita de manera concreta en el discurso e interacción del sujeto con el ambiente en el que se desenvuelve. Sus principales potenciadores son: la alegría, el optimismo y la libertad.
Los docentes de baja autoestima se distinguen por las siguientes características: a) Inseguridad emotivo-cognitiva. Mayor influibilidad o dependencia relacional. c) Auto concepto equivocado o erróneo. d) Autoimagen infravalorada. Según sea nuestra situación de autoestima cada uno generamos una
infinidad de pensamientos referidos a uno mismo. La conversación interior es una importante medida de autoconocimiento que puede ayudar al docente a mejorar su autoestima. Los mensajes pueden ser de refuerzo a nuestro auto concepto, seguridad, pertenencia, motivación y competencia, o pueden expresar lo contrario: inseguridad, auto concepto negativo, desmotivación e incompetencia. Los pensamientos que surgen en esa conversación interior nos sirven como información, motivación y autoconocimiento,
Conclusión Cada día se suscitan en las aulas dificultades como inasistencia, falta de motivación e interés en el estudio, inadecuadas relaciones interpersonales, ambiente que no favorece el aprendizaje, y otras, las cuales pueden ser explicadas por múltiples razones, entre las cuales se pueden vincular la personalidad y práctica de los quienes muchas veces están inmersos en el cumplimiento de normas y pautas requeridas por las autoridades, limitados por el tiempo, recursos, gestiones, actividades propias de la escuela y problemas personales. ". El ámbito educativo es, sin lugar a dudas, uno de los que más ha sido impactado por cambios, transformaciones, análisis, reflexión, reformas, propuestas, paradigmas y teorías que le han permitido desarrollar grandes avances. Es así como los maestros están inundados de innovaciones y políticas en materia educativa, pero es claro que aún con todo ello, sigue existiendo una imagen nada agradable ni satisfactoria del trabajo docente. A pesar de ello, en tan interesantes y ambiciosas propuestas no se ve claramente un indicador que se refiera específicamente al desarrollo personal de quien impulsa a través de su acción la imponente tarea educativa. Existen por parte de las autoridades educativas criterios que no sólo deben acreditar los maestros a través de diversas evaluaciones, sino poniéndolos en práctica día a día, pues son ellos quienes tienen la gran tarea de dar vida a los planes y programas vigentes; sin embargo, ante esta demanda surge un gran desafío ya que no es suficiente una formación inicial adecuada, cursos de actualización, especializaciones, experiencia ni trabajo colegiado para afrontar la práctica profesional. “Educar es más difícil que enseñar, porque para enseñar usted precisa saber, pero para educar se precisa ser. Referencias Aristóteles (2003). Ética Nicomaquéa. Ética Eudemia. Madrid: Gredosmoisesaldaircirstobalcastro

LA MEDIACIÓN PEDAGOGICA

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